Un domingo de enero, quizá de los más calurosos del verano, fuimos espontáneamente al cine con mi prima. La elección, Priscilla, la nueva película de mi adorada Sofia Coppola. 

Priscilla da inicio en el momento en el que Priscilla Beaulieu, luego devenida en Priscilla Presley, conoce a Elvis Presley y comienza a relacionarse con él. 

Desde el principio nada da buenas vibras, una adolescente de catorce o quince años sentada en un café de Alemania Occidental, llegada ahí por la carrera militar de su padre, que es abordada por un militar mucho mayor que ella. Él le consulta los motivos de su presencia constante en este café y le comenta que es amigo de Elvis Presley, que también realizaba servicio militar en la misma base. Coincidentemente, Elvis y Priscilla provenían de dos estados colindantes, Misisipi y Texas.                                                          

 Con la excusa de que a Elvis le encantaría charlar con una compatriota, y con la ilusión de conocer a una ya consagrada estrella de rock, este hombre logra enganchar a Priscilla para que los acompañe, a él y a su esposa a una velada en la casa de Elvis. Después de ver la película, leyendo referencias y análisis, parece ser que ese era un modus operandi común en Elvis. Su entorno sabía que gustaba de chicas adolescentes y vírgenes, y sus amigotes hacían un trabajo fino para embaucarlas y entregarlas, pero volveré sobre eso más adelante.

Priscilla es una adolescente muy tímida, modosa y aplicada, una típica adolescente de los años cincuenta, destinada a terminar la secundaria y convertirse probablemente en ama de casa. 

Comienza el lógico desafío de intentar convencer a los padres de Priscilla para asistir a la velada. Vale destacar que en ese momento Elvis tenía veinticinco años, y que en estas reuniones no había adolescentes. Luego de convencidos los padres de Priscilla, con la promesa de que la buscarán y la llevarán a una hora prudente, los vemos dirigirse a la casa de Elvis. 

Un detalle interesante que estará presente en toda la película es que Elvis siempre está rodeado de amigos, especialmente amigos varones, cada vez que vuelve a Graceland¹ de rodar una película o incluso en los días que está allí, siempre está presente su grupo de amigos. Hay algo en la masculinidad tóxica y la grupalidad que a él le sube el autoestima, ser vitoreado por todos esos varones que lo admiran, le dicen que sí a todo y le hacen los favores, como una especie de mafia. 

La relación comienza con un definido love-bombing². De acuerdo a las normas sociales de la época, Elvis se presenta con su padre, le promete que la cuidará y la respetará por sobre todas las cosas. Por supuesto que esta conversación se da en la sala, solo entre hombres, con las mujeres escuchando desde la cocina. 

Elvis termina con su servicio en Alemania y vuelve a Graceland, no sin antes indicarle a Priscilla todo lo que debe hacer en su ausencia. Ella pasa unos primeros meses de duelo muy tortuosos, pensando que Elvis la olvidó, sin contacto con él y viendo en las revistas como los supuestos romances de Elvis con estrellas de la industria florecen (atención a esto porque será una constante en toda la película). 

Un día, después de pasados dos años, Elvis la contacta por teléfono jurandole amor eterno y diciéndole que quiere recibirla en Graceland. Priscilla se enfrenta de nuevo a la figura de su padre, a lo que Elvis la tranquiliza prometiendo convencerlo.   

Allá va Priscilla, sola, con diecisiete años. Con la promesa de una chaperona que estuviese con ellos en todo momento y no dormir en la misma cama, los padres dormían tranquilos. Por supuesto que al segundo de llegar nada de eso se respetó, Elvis la hace subir a su cuarto casi de inmediato, lo que se convertiría en una constante a lo largo de toda su convivencia, encerrarse en la habitación sin hacer nada. En la primera noche que duermen juntos, Elvis pasará a controlar el deseo de Priscilla, no dejándola tomar la decisión de cuándo tener relaciones sexuales. Comienzan a besarse, pero le dice que no es el momento, y que cuando sea el momento será él quien se lo haga saber.                              

Fue también en este viaje que Priscilla descubrió la adicción a los ansiolíticos y las anfetaminas de Elvis, que tomaba para dormir y para despertar. A su vez, ella comenzó a consumirlos para poder seguirle el ritmo. 

Luego de este viaje Priscilla vuelve a Alemania, muy disgustada. El pensamiento obsesivo vuelve y solo piensa en volver con Elvis. Ya no puede concentrarse en estudiar y esto disgusta mucho a sus padres. Finalmente, llega la propuesta de instalarse definitivamente en Graceland, con la condición de terminar la secundaria allí, en una escuela para chicas. 

Apenas se instala, Elvis tiene que irse por varios meses a un rodaje, otra de las constantes a lo largo de su relación. 

Si bien la prisión ya era inminente, es en la convivencia donde se consolida. Priscilla pasa a ser prisionera en Graceland. Un detalle muy significativo es que la casa parece estar vacía, siempre y cuando no haya una reunión social, en las que siempre parece ajena. Priscilla recorre varias veces la sala inmaculada, imponente, donde el mobiliario parece estar en orden pero la atmósfera es sofocante. Una coincidencia muy curiosa (o paralelismo psicocósmico, como lo dimos en las clases de literatura) es que el día que fuimos a ver la película el cine tenía el aire acondicionado roto, y entre el clima de la película y el calor que hacía en la sala, no paramos de comentar en toda la película lo sofocadas que estábamos. 

En un espiral de violencia y manipulación, con episodios de violencia física y verbal habituales, Elvis reduce a Priscilla a la casa, especialmente al cuarto. Hay una constante en las películas de Sofía Coppola, que he pensado y también leí por ahí, y es que sus películas son de alcoba, tanto Lost in Translation, Maria Antonieta y Las Vírgenes Suicidas. No solo la presencia de los personajes en las camas, si no los deliciosos detalles en los que se centra, que son el placer visual de los que adoramos una buena dirección de arte.  

En un episodio en particular, que me impactó muchísimo, Elvis está en un estudio con Priscilla y su equipo, muy frustrado porque todo lo que le mandan para interpretar, ya sea canciones o guiones, no le convencen en lo absoluto. Mientras escuchan una canción nueva, Elvis le pregunta a Priscilla si le gusta. Priscilla responde que no mucho, que siento que le falta lo “pegadizo” de sus canciones. Con una rapidez inaudita Elvis agarra una silla y la lanza hacia la dirección en la que está Priscilla. La silla no impacta sobre ella pero golpea en la pared muy cerca de su cuerpo. El daño psíquico ya está hecho: ya viene construyéndose hace rato.  Elvis hace el click e instantáneamente se dirige a ella para pedirle disculpas, algo común en las personas que ejercen violencia física en sus parejas. El episodio violento y luego el arrepentimiento extremo y la promesa de que esto no va a volver a suceder. 

Luego está el ninguneo hacia Priscilla como persona. Elvis no la deja tener amigos propios, no puede invitar a nadie a la casa, no la deja asistir a los rodajes ni a su primera gira por el país. Al principio, en la etapa del noviazgo, él sostiene que no pueden blanquear porque a sus fans eso les va a molestar, la destrucción de su imagen de soltero inalcanzable. Luego del casamiento y el nacimiento de su hija, la excusa es que no son lugares para que una MADRE y su hija estén.

Atención a esta expresión, y al dato que voy a darles: el año antes de conocer a Priscilla, la madre de Elvis muere joven y bastante repentinamente. Resulta que este chico, como muchos varones que conocemos, especialmente hijos únicos, era un mama’s boy³. 

Esta admiración excesiva hacía que Elvis separara a las mujeres en dos categorías: mujer para tener sexo y mujer para casarse y tener hijos. Este comportamiento tiene un nombre y es Madonna-whore complex, donde el varón entiende que la madonna es la madre y whore es la puta, es decir que cuando se casan trasladarán la imagen de su propia madre a su esposa y dejarán de verla como objeto del deseo. Seguramente fuera por eso que Elvis no quería tener relaciones sexuales con Priscilla y una vez que las tuvo y ella se convirtió en madre, se dice que no volvieron a tener intimidad. 

Al salir de ver la película e intercambiar las reflexiones pertinentes con mi prima, empecé a pensar en varios escenarios que podríamos ver reflejados en nuestras propias dinámicas de pareja. Me sentí reflejada en Priscilla en situaciones en las que mi pareja o vínculo sabía que yo estaba ahí incondicionalmente y me tenía de segundo plan, o no me abría la puerta a participar de ciertas situaciones de su vida. Creo que muchas podremos recordar una o más situaciones en las que sentimos que teníamos que esperar o ser la sombra de los hombres con los que nos relacionamos. 

Es curioso también que pensando en referencias cinematográficas se me haya venido a la cabeza la película María Antonieta, también dirigida por Sofia Coppola, que cuenta la historia de la misma hasta convertirse en reina consorte de Francia.

María Antonieta dejó su Austria natal en la adolescencia para mudarse prácticamente sola a Francia para convertirse en la esposa de Luis XVI.  Finalmente logró hacerse de amigos y aliados, y tener cierta influencia en el reinado, pero fue desarraigada de su tierra y de su familia para pasar a ser un accesorio lindo y femenino, a la merced de lo que su esposo quisiera hacer con ella.  

Volviendo a Priscilla, luego de años de soportar el abuso, las idas y vueltas y la manipulación, llega a un punto de quiebre y decide mudarse con su hija a una casa en Los Ángeles. La vemos empoderarse cada vez más, tener actividades fuera de la casa, un grupo de amigas. Cambia notoriamente su imagen externa, deja el pelo negro y el maquillaje cargado que una vez Elvis le obligo a llevar, deja los vestidos más ceñidos propios de los años sesenta. Es destacable como el cambio de época, de los sesenta a los setenta, acompaña el cambio de imagen. Históricamente los años sesenta y setenta fueron años de cierta liberación femenina. Priscilla pasa a llevar su pelo natural, lo corta a la altura de los hombros y comienza a usar jeans y camisas más holgadas. 

En el episodio que define su relación, Priscilla está tomando algo en un bar de hotel con amigas, y Elvis la manda a llamar para que suba a su habitación. Cuando sube, intenta violarla. Asqueada, ella abandona la habitación. En una de las escenas finales, muy significativa, Priscilla espera sentada en una silla a que Elvis despierte. Probablemente son las tres de la tarde, Elvis está muy desmejorado físicamente y psicológicamente, y seguramente esto haya hecho que Priscilla pueda tomar la decisión de separarse. 

Lo plantea, no sin antes llorar y seguramente dudar, pero le dice que si no se va ahora nunca se podrá ir. 

En la escena final, Priscilla recorre la casa vacía pero esta vez con algo más de seguridad. Se despide de la abuela de Elvis, de su prima y de su ama de casa, mujeres (nada casual) que fueron de apoyo en su estadía en Graceland. Priscilla se aleja, con una hermosa versión pero no sé si tan acertada elección de “I will always love you”. 

  1. Graceland es la famosa mansión de Elvis Presley en Memphis, Tennessee, ahora convertida en museo.
  2. El «love-bombing» es una táctica manipulativa donde alguien muestra un exceso de amor y atención al principio de una relación para ganar influencia y control sobre la otra persona.
  3. «Mama’s boy» es un término en inglés que se utiliza para describir a un hombre, generalmente adulto, que tiene una relación muy estrecha y dependiente con su madre.

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